Que nunca se olvide esta historia: la historia de lucha de las mujeres mazatecas de Eloxochitlán de Flores Magón, Oaxaca. Lucharon por liberar a sus compañeros presos y buscan regresar a casa a sus hermanos perseguidos políticos, a quienes se les fabricaron delitos desde las potestades de un cacicazgo familiar que llegó a instalar su nicho de poder a nivel estatal. Su delito: defender el territorio, el río y su derecho a participar en el futuro de su comunidad.
Desde diciembre de 2014, más de cuarenta personas de la comunidad mazateca de Eloxochitlán han sido perseguidas y/o detenidas bajo delitos fabricados, sin pruebas concluyentes, y sometidas a procesos judiciales que violan el debido proceso. Ha habido uso de tortura y malos tratos. Las familias han trabajado arduamente en labores de gestión de la justicia y la paz. Las mujeres son protagonistas de esta lucha. Las infancias han tenido que enfrentar procesos de comprensión de una realidad comunitaria que les roba la tranquilidad. El desplazamiento forzado marcó a la comunidad y, ahora, tras la liberación de quienes estuvieron presos por años, se grita con fuerza: “libertad plena para las 7 personas ex-presas políticas que siguen sujetas a algún proceso penal y para las 12 personas que siguen siendo perseguidas”. Lo que sucede en Elox desde hace más de diez años no es un hecho aislado; se trata de un modo de operar del poder de los caciques en los distintos territorios indígenas de México.
Las compañeras mazatecas no han parado de buscar estrategias de lucha. Así como aran la tierra, cocinan ollas de amor para alimentar a la comunidad, cultivan el café, cosechan la miel, crían a sus hijxs, le hablan con dulzura a las plantas, al río o a la noche, guardan silencio para escuchar su respuesta, luego gritan al viento que buscan justicia. Esas palabras vuelan y llegan a oídos de las otras, organizan la asamblea, echan a andar la autodefensa, escriben manifiestos, realizan plantones, estructuran la manifestación, rescatan el huipil de las abuelas como arma política, hacen mojigangas, cosen muñecas de fortaleza, aprenden de leyes, de recursos legales, preparan el café para compartirlo con el pan de burro en la mañana al empezar la jornada. Entre todo eso, agarran la gubia como si ya la conocieran de siempre; a lo mejor la conocen de otras vidas, se vuelven artistas, mujeres de gráfica, mujeres de lucha, mujeres que nos inspiran a otras, mujeres como hilos fuertes de colores que se tejen con otros. Nos tejemos.
Gráfica Íchjín ´tsen (Gráfica de mujeres con rabia) es una pequeña parte de esa lucha de años. Es una fiesta que inició con el taller de gráfica que se montó en la sierra mazateca en verano de 2024, para viajar a la casa del tiempo a modo de archivo abierto. En este archivo se presentan cerca de ciento cincuenta estampas en tela bordadas a muchas manos y corazones.
En ese verano de 2024, el grabado en linóleo se volvió una herramienta para contar sus historias de libertad, de naturaleza, de la lucha sostenida por las mujeres y su capacidad de defenderse. Con la coordinación de la colectiva Mazatecas por la libertad, la facilitación de Mine Ante y la solidaridad de diversas compañeras artistas y activistas, que apoyaron a la distancia o se sumaron a las labores, se realizó una serie de jornadas de gráfica, la fiesta de la tórcula, una caravana artístico-política y una toma-exposición en el Zócalo de Oaxaca.
En esta muestra, las piezas gráficas se montaron en una suerte de árbol central en la galería, con el que podemos entrelazarnos y mirar qué nos cuentan las estampas. En los muros que lo rodean vemos dos fotografías de Elizabeth Díaz, quien ha acompañado la lucha desde el fotoperiodismo. En la entrada nos recibe un mapa que da cuenta de los sitios en donde habitan las familias que han sido perseguidas. La exposición-archivo también contiene un repositorio de documentos audiovisuales y textos producidos por las compañeras mazatecas y por compañeras aliadas: periodistas, artistas, defensoras de derechos humanos. El archivo está abierto a toda persona que quiera conocer más de esta historia, sea por mera curiosidad, por interés político, artístico, periodístico o investigativo.
Que nunca se olvide esta historia, la de las mujeres mazatecas y la de todas las mujeres que nos estamos tejiendo para defender la vida, para sacar la rabia, la digna rabia por defender la vida. Nadie tiene derecho a arrancárnosla. Defendemos la vida, luchamos por la vida, amamos la vida. Este proyecto fue realizado de manera colectiva, al centro están las compañeras mazatecas de Eloxochitlán de Flores Magón, alrededor muchas personas artistas, activistas, defensoras de derechos humanos, que, con su solidaridad contribuyen a tejer una red más fuerte. Ahora te invitamos a ti, si te sentiste vinculada/o de alguna manera con esta lucha, a hablar de lo que sucedió en Elox y a involucrarte de la manera en que te sea posible y deseable. Que nunca se olvide esta historia.
